Las lecturas permiten de manera introductoria
iniciar el análisis y la reflexión sobre el tema de la evaluación y los cambios
que durante estos últimos años ha tenido, entre ellos el cambio de paradigma
que va engarzado con todo el conocimiento que la persona adquiere a partir de
su exposición a los ambientes de aprendizaje, presenciales y virtuales, dicho
cambio pasa de aprender y conocer para que ese conocimiento sea medido en
escalas de calificación, a una evaluación para el aprendizaje de la persona
durante su proceso de formación dentro del espacio educativo. Lo anterior se
complementa con lo indicado por Mateo (2006) citando a Gipps (2000), la medición implicaba «cuantificación precisa»,
la evaluación actual no está totalmente interesada en este tipo de proceso y ha
encontrado nuevas vías de capturar la información evaluativa sustantiva.
(p.8)
Los nuevos enfoques de la evaluación no excluye lo sumativo, ambas son válidas para valorar el logro y cumplimiento de objetivos tanto del contenido del curso, como del estudiante y del profesorado.
En mi corta experiencia como docente y bajo los estándares solicitados en la educación superior, considero que falta enterar al profesor de las nuevas tendencias que se van dibujando en relación con el tema de la evaluación de los aprendizajes, de es punto de inicio, cada institución, unidad académica, debe esforzarse por realizar los cambios que respondan a esas nuevas necesidades y a esos nuevos paradigmas.
La decepción con el cambio, muchas de las personas que deben asumir el reto no lo hacen porque eso demanda, tal vez, un mayor consumo de tiempo para elaborar nuevas estrategias evaluativas, por lo tanto, es mejor quedarse con los la comprobación de lectura, el examen, el marque con x, la pregunta de desarrollo y los exámenes memorísticos. Esto no quiere decir que esté mal, sino que es importante cambiar. Tal vez el primer año no es el mejor pero si se van cambiando los patrones de evaluación, el estudiante también puede motivarse más a aprender y a aprehender del proceso educativo.
Sin lugar a dudas, los ejercicios y las lecturas provocan una posición crítica desde varias posiciones, el rol como estudiantes, debemos ser observadores de las evaluaciones a las cuales estamos sometidos. En segundo lugar, una forma de ver la evaluación a partir de una propuesta de tecnología educativa, en cualquiera de las dimensiones debe considerarse como parte de todo proceso (desarrollar material multimedia, preparar cursos en líneas, elaborar consignas, entre otros). Tercer lugar, se debe asumir un compromiso a partir del aprendizaje del curso de evaluación en particular que se complementa con los otros cursos anteriores, este compromiso es el de aplicar en parte o en todo el conocimiento nuevo o reafirmado aquel que ya se tenía sobre la evaluación. De manera que rompamos con los modelos rutinarios y eliminar en los estudiantes aquella concepción de evaluación sin aprendizaje y transformarla en una evaluación más allá del aprender un oficio o una profesión, es interiorizar que muchos de los procesos de la vida cotidiana los sometemos a evaluación permanente, sin percibirlo.
Referencia bibliográfica:
Mateo, Joan (2006). Claves para el diseño de un nuevo marco conceptual para la medición y evaluación educativas. Revista de Investigación Educativa,. 24, (1), págs. 165-186.
Los nuevos enfoques de la evaluación no excluye lo sumativo, ambas son válidas para valorar el logro y cumplimiento de objetivos tanto del contenido del curso, como del estudiante y del profesorado.
En mi corta experiencia como docente y bajo los estándares solicitados en la educación superior, considero que falta enterar al profesor de las nuevas tendencias que se van dibujando en relación con el tema de la evaluación de los aprendizajes, de es punto de inicio, cada institución, unidad académica, debe esforzarse por realizar los cambios que respondan a esas nuevas necesidades y a esos nuevos paradigmas.
La decepción con el cambio, muchas de las personas que deben asumir el reto no lo hacen porque eso demanda, tal vez, un mayor consumo de tiempo para elaborar nuevas estrategias evaluativas, por lo tanto, es mejor quedarse con los la comprobación de lectura, el examen, el marque con x, la pregunta de desarrollo y los exámenes memorísticos. Esto no quiere decir que esté mal, sino que es importante cambiar. Tal vez el primer año no es el mejor pero si se van cambiando los patrones de evaluación, el estudiante también puede motivarse más a aprender y a aprehender del proceso educativo.
Sin lugar a dudas, los ejercicios y las lecturas provocan una posición crítica desde varias posiciones, el rol como estudiantes, debemos ser observadores de las evaluaciones a las cuales estamos sometidos. En segundo lugar, una forma de ver la evaluación a partir de una propuesta de tecnología educativa, en cualquiera de las dimensiones debe considerarse como parte de todo proceso (desarrollar material multimedia, preparar cursos en líneas, elaborar consignas, entre otros). Tercer lugar, se debe asumir un compromiso a partir del aprendizaje del curso de evaluación en particular que se complementa con los otros cursos anteriores, este compromiso es el de aplicar en parte o en todo el conocimiento nuevo o reafirmado aquel que ya se tenía sobre la evaluación. De manera que rompamos con los modelos rutinarios y eliminar en los estudiantes aquella concepción de evaluación sin aprendizaje y transformarla en una evaluación más allá del aprender un oficio o una profesión, es interiorizar que muchos de los procesos de la vida cotidiana los sometemos a evaluación permanente, sin percibirlo.
Referencia bibliográfica:
Mateo, Joan (2006). Claves para el diseño de un nuevo marco conceptual para la medición y evaluación educativas. Revista de Investigación Educativa,. 24, (1), págs. 165-186.